De esta manera se respaldan las denuncias que la asamblea DEFENDAMOS LA PLATA está llevando adelante desde la sanción del devastador Código de Planeamiento Urbano actual, que impulsa demoliciones, hacinamiento, cambios en el trazado fundacional y la destrucción de la identidad y del patrimonio de los platenses.
Atacar las particularidades de la ciudad de La Plata para beneficiar a los especuladores es producir un daño a nuestra historia y calidad de vida para impulsar a la suba la vivienda y los alquileres. Pero además convierte las calles en espacios peligrosos donde los vecinos no pueden interactuar ni ayudarse, donde los viejos y los chicos no pueden andar, los pobres quedan marginados. Produce merma en los servicios, pero también expulsión, desigualdad, desempleo, inseguridad.
Y destruye nuestra memoria común y nuestro vínculo con la ciudad.
Una administración NO DEBE arrogarse el derecho a modificarla.
La ciudad de La Plata esá perdiendo su patrimonio de manera tan alarmante y a una velocidad tal que ha inquietado a las instituciones internacionales observadoras del Patrimonio, como la WMF.
Durante dos años WMF funcionará junto con SOS LA PLATA como observatorio patrimonial y difundirá mundialmente lo que sucede en la ciudad de La Plata.
Durante la última sesión del Concejo Deliberante (la del 12 de octubre) quisimos interiorizar a los ediles acerca de esta situación, pero salvo honrosas excepciones (Teresa Urriza y Sebastián Tangorra del FPV, Gastón Crespo del Frente Progresista Popular, Daniel Caferra de Nuevo Encuentro y Julio Irurueta del Pro La Plata) evitaron el tema y prefirieron ignorar la nominación de La Plata como patrimonio en riesgo. Se ve que representan a una ciudad que no es la que vivimos los vecinos.
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