Reproducimos la charla que brindó Marina Ferman* para los vecinos en la asamblea DLP, sobre la la paloma Columba livia:
La especie aquí tratada que pulula en estas latitudes se llama comúnmente paloma casera o doméstica, especie nativa de Europa, Asia y África. La Columba livia, fue dotada a partir de sus antepasados de la habilidad no sólo de ser buenas voladoras, sino de alcanzar grandes alturas y anidar en edificios, azoteas, cornisas y torres, ya que estas originalmente habitaron los acantilados rocosos de las costas marinas en aquellas latitudes”.
Hacia el 1600 fueron introducidas en América del Norte y desde allí se dispersaron hacia el resto de los continentes. Un hecho curioso que contribuyó a magnificar su número en la metrópoli, ocurrió en 1934, Benito Costoya, el más entusiasta criador de palomas, homenajeó el Congreso Eucarístico Nacional con la suelta de 5000 pichones en Plaza de Mayo y como era previsible, se reprodujeron bíblicamente.
En Buenos Aires, resulta contradictoria la actitud hacia las palomas. Unos las miman en la mayoría de las plazas de las ciudades y las alimentan, mientras otros pretenden que llanamente sean exterminadas. Por supuesto, la defensa más encendida proviene de los criadores de palomas. Sin embargo, esto nada tiene que ver con la población de palomas que habitan desmesuradamente las ciudades, pues las palomas de colombofilia, o de “raza” quedarían apartadas de este grupo “salvaje”. El gobierno porteño no las considera plaga porque aun no pueden o no quieren “medir los daños ambientales patrimoniales, culturales y sanitarios” que estas generan, lo cual implicaría desembolsar muchísimo dinero para realizar el trabajo. Por tanto “no ven” que la prevención de la comunidad y de los patrimonios quedaría reservada, entonces, nunca han instrumentado campañas de erradicación.
Las palomas colonizan exitosamente y habitan las ciudades de todo el mundo con excepción de los polos. A pesar de que el tamaño de la población está primariamente determinado por la disponibilidad de alimento relacionado con la actividad humana, haciendo referencia al exceso de materia orgánica disponible en las ciudades por desechos domiciliarios, comida que les es arrojada por los “ fans de aves” y demás alimentos producto de la no correcta recolección de residuos , el número de palomas en ambientes urbanos, también está relacionado con la disponibilidad de sitios de nidificación, es decir de la cantidad de “edificios de altura, huecos y grietas” que estos proveen. Pero también de estructuras edilicias varias, catedrales, iglesias, tinglados, hospitales, teatros, escuelas y viviendas. Las palomas no discriminan mientras haya alimentos disponibles, huecos, repisas y cornisas.
Las palomas urbanas son más escasas o menos frecuentes en sitios apartados o suburbanos o plazas suburbanas, o parques verdes, que poseen espacios vegetados y casas de viviendas bajas. No nos damos cuenta pero realmente “el verde es vida” y un metro cuadrado de tierra alberga toneladas de millones de bacterias descomponedoras y de microgusanos , toneladas y millones de hongos y raicillas y muchos invertebrados y vertebrados. En otros países se ha investigado y aparecen relaciones lineales entre la densidad de palomas y el porcentaje de estructuras edilicias construidas, es decir “el avance del cemento sobre la naturaleza”.
Proyectando y resumiendo: para que las palomas aniden, proliferen, y expongan de riesgo sanitario a las personas debido al cúmulo de excretas y microorganismos que transportan, y probablemente nos enfermen, lo que tenemos que hacer es construir desmedidamente edificios sin planificación y ofrecer todo tipo de superficie horizontal, disponer de resguardos y recovecos, huecos y aparatos de aire acondicionado a estas aves. Pero si además, no ordenamos los residuos, la basura de desperdicia y nuestras tasas de desechos se incrementan debido al exceso por el extra-consumo que hacemos de los recursos, más va a parar al medio ambiente y más es utilizado por las palomas y otras plagas.
Si al mismo tiempo de ello reemplazamos los espacios verdes y vegetados, si eliminamos los jardines urbanos, los canteros, las avenidas vegetadas y corredores y diagonales verdes dentro de las ciudades, por cemento, y si eliminamos metros de plazas y parques más calidad de vida nos quitamos, más enfermamos y más ofrecemos a la proliferación y a la reproducción de las palomas y de otras plagas.
*Bióloga UNLP, Investigadora del CONICET