Publicamos este informe enviado a DLP por el Arquitecto Jorge Ernesto Gil
Especialista en Impacto Ambiental Territorial
Los fenómenos naturales no son tan naturales como parecen
¿Pueden repetirse catástrofes como el temporal del 2 y 3 de abril en la región La Plata?
Los
temporales que se sucedieron hace unos meses revitalizan los temores acerca de que
pueda volver a repetirse un fenómeno como el sucedido el año pasado. Hay
coincidencia en que varias tormentas una tras otra, estacionadas en una misma
zona poblada fue un fenómeno excepcional que difícilmente vuelva a producirse
en el área urbana de La Plata. Pero sí pueden repetirse eventos penosos. En
los últimos 5 años se han producido las mayores precipitaciones desde que se
tiene registro. Estamos viviendo
dolorosamente el cambio climático,
la emisión de gases aumenta la energía de la atmósfera, produciendo fenómenos
climáticos más acusados, recurrentes o impensados.
Es
por esto, además de la circunstancia de actuar en un área modificada
profundamente, con hechos físicos de muy difícil reversión, que son
necesarias acciones estructurales y no estructurales, de prevención, alerta y mitigación. Todas ellas fallaron durante la
tormenta, y en general no se observa que se estén implementando, aunque a más
de 9 meses de producido el temporal del 2 y 3 de abril de 2013, se podría
suponer que se han parido acciones conducentes a prevenir y minimizar los
riesgos.
Sin embargo, la mayoría de las medidas y
obras sólo están en los anuncios, y poco se ha avanzado en esas cuestiones, tal
como se asevera por ejemplo en el editorial del Diario EL Día del 23/1/14
(Inexplicable demora en obras imprescindibles...). El ensanche del arroyo del
Gato aguas debajo de las vías sigue en proyecto; lo mismo que otras obras
estructurales en estudio en la DiPSOH (Dirección Provincial de Saneamiento y
Obra Hidráulica), o la
relocalización de habitantes que viven en los márgenes de los cursos de agua.
Como dice el editorial citado, los problemas
son consecuencia de acumulación de circunstancias previsibles, como el
crecimiento caótico de la ciudad y la pavimentación de calles durante años sin
los correspondientes desagües.
Ya lo
aseguraba el
documento “Estudios Hidrológicos Hidráulicos Ambientales en la cuenca del
Arroyo del Gato (Romanazzi, Pablo, y Urbiztondo, Arturo; 2007)”, el cual
formaba parte de un trabajo más ambicioso, que se discontinuó. En él se proponía “como primera medida
encarar la ampliación de la capacidad de conducción del curso del arroyo del
Gato, fundamentalmente desde la Avda. 19 hasta su desembocadura. El
revestimiento del tramo inferior del arroyo mejorará las condiciones de
escurrimiento. En segunda instancia, concretar la ampliación de conductos
troncales existentes y la construcción de nuevos conductos principales. Una vez
completadas estas medidas, podrán ampliarse los conductos secundarios y
terciarios que se manifiesten insuficientes. Resulta de fundamental importancia
que el orden enunciado anteriormente sea rigurosamente respetado, ya que en
caso contrario, se estarían trasladando problemas de un lugar a otro, sin
obtenerse el resultado positivo que se busca”. Exactamente al revés de lo que
se ha venido haciendo, pues sólo ha crecido la red secundaria de desagües pluviales. Esto determina una
situación de colapso.
Es
cierto que la ampliación del reservorio de 31 y 58 quizás evitó un mayor
anegamiento en la zona en las últimas tormentas (claro que para una lluvia de
unos 59 mm), pero se sigue rellenando la gran cava en la zona de 514 y 28.
Como se comprobó en varias oportunidades, el
sistema de drenajes presenta deficiencias en la evacuación de lluvias, ya que
los conductos troncales de desagües evolucionaron en mucha menor medida que los
crecimientos urbanos; además las lluvias son cada vez de mayor intensidad, y no
existía – y aún está en estudio - un plan de desagües integral (en muchos casos
es desconocido el recorrido de conductos y su estado) ni uno de alerta
temprana, tal como se concluye en el
documento citado elaborado por el ingeniero Romanazzi y en el “Estudio
sobre la inundación ocurrida los días 2 y 3 de abril de 2013 en La Plata, Berisso
y Ensenada”, encargada por la Nación al Departamento de Hidráulica, Facultad de
Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, en Mayo de 2013, que, sin
embargo, minimiza las causas y asigna la casi total responsabilidad a un
“fenómeno meteorológico sin precedentes e impredecible para las autoridades
gubernamentales".
Está claro que el mayor
responsable de la inundación del 2 de abril fue la cantidad de agua caída en
pocas horas, pero eso no necesariamente debió traducirse en catástrofe de haber
tomado las medidas adecuadas. Y no se puede decir que no hubo advertencias: El Análisis Ambiental del Partido de L.P.-
Aportes al Ordenamiento Territorial -, realizado por el Instituto de
Geomorfología y Suelos, era premonitorio: “Los principales problemas causados
por inundaciones son derivados por la ocupación por el hombre de los espacios
con alto riesgo hídrico. Barrios desaprensivamente situados, infraestructura de
diseño deficiente, depresiones naturalmente reguladoras de crecidas canalizadas
o niveladas, marcan la decisiva participación de la ignorancia del riesgo en la
planificación y el consecuente agravamiento de las secuelas de la
inundaciones... La ocupación de las planicies aluviales reduce la sección de
pasaje de agua e incrementa las superficies inundadas y la velocidad del curso,
además de afectar a personas y bienes...La inexistencia
de una gestión integral del riesgo de inundaciones debe considerarse como
una causa trascendente en las consecuencias del evento, principalmente en lo
referente a la pérdida de vidas humanas. Se considera que la ausencia de gestión del riesgo fue determinante en la falta de
implementación de acciones preventivas, correctivas y de acción durante la
emergencia”.
Si con anterioridad no existían planes y
acciones de riesgo hídrico, ni de alerta y contingencia, tampoco se habrían
implementado en la actualidad (sólo el alerta en el celular). La población ha
aprendido dolorosamente las zonas de mayor riesgo y hacia dónde evacuar, pero
sigue sin haber información certera sobre ello. No se accede a revisar el Código
de Ordenamiento Urbano y Territorial; en que no hay diferenciación de zonas riesgosas dentro del
casco fundacional para así establecer reglas acordes. Antes bien, se prosigue alegre e
indiscriminadamente con la construcción de edificios e impermeabilización de
superficies, más allá de algunas acciones aisladas.
Y sin
embargo no era muy difícil identificar las áreas de mayor riesgo: Sobre un mapa donde se han representado los
arroyos y sus antiguos cauces que atravesaron la ciudad de La Plata, junto con
sus planicies de inundación (que no necesariamente coinciden con los conductos
de desagüe), he graficado las áreas inundadas (según informe de la Facultad de
Ingeniería y otros testimonios) junto con puntos que representan las víctimas
fatales reportadas al 5 de abril (hoy sabemos son más). Impresionante! Coinciden casi exactamente con las huellas
que ha dejado la naturaleza a lo largo de miles de años. No era muy difícil
suponer que ésas serían las áreas críticas. El hombre puede entubar, cambiar el
curso de los ríos, pero queda una marca
indeleble, una llamada de agua que actúa como memoria de la Tierra.
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Mapa
realizado para el “Estudio sobre la inundación ocurrida los días 2 y 3 de abril
de 2013 en La Plata, Berisso y Ensenada”, encargada por la Nación al
Departamento de Hidráulica, Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional
de La Plata, en Mayo de 2013
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Debemos
tener en cuenta que el arroyo no es
solamente el curso que vemos normalmente, tiene un valle de expansión, y si
se lo fuerza, comprime, entuba, como a una persona a la que se ata, en algún
momento se querrá liberar y romper las ligaduras.
Las catástrofes no se producen sólo debido a
un aumento de las lluvias, sino a la combinación de factores complejos dentro
de los cuales la falta de planificación urbana y la gestión inadecuada del
riesgo son preponderantes.
Es indispensable la efectiva operación de
un ente inter jurisdiccional, como
Acumar, la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo, que se concretó –con
dificultades - en ese sitio. Y también
un Plan Urbano Territorial Ambiental Sustentable. Recientemente se formalizó
el Comité de Cuenca Vertiente Río de la Plata Intermedia, y un “Plan de Gestión Integrada de la Cuenca
del Arroyo del Gato”. Sin embargo, todavía está a nivel de talleres y
propuestas, y de anuncio de licitación de obras.
En realidad, con otro nivel de responsabilidad, se nos pasó a muchos,
enfatizamos el posible colapso en las infraestructuras por el aumento de la
densidad sin las correspondientes obras, pero
no la necesidad de tener en cuenta la topografía y los fenómenos
climáticos. Se debería ir pensando en una adecuación
de las distintas normas: zonas con el nivel de entrada más elevado,
cocheras con pavimento de baldosas que permitan la absorción, incentivar las
terrazas verdes absorbentes, los grupos electrógenos no deberían estar en
subsuelos. También, como en otros municipios, control de que parte del espacio
libre tenga superficie absorbente; más y mayores desagües, etc.
La
decisión de entubar o pavimentar puede ser correcta o conveniente, pero en esos
casos y en la zona cercana a cursos de agua, se impone limpieza periódica de los desagües, más alcantarillas, mayores
superficies para infiltración, reservorios, como se está haciendo parcialmente
ahora, en parte tarde.
Estudiar experiencias de otros lugares, se sabe que el Kathrina devastó New
Orleáns pero no Cuba, lo mismo que el huracán que destruyó Haití. La Boca y
Barracas no se inundan más. En EE. UU. se obligó a un hipermercado a que
construyera grandes tanques bajo tierra para colectar las aguas. El año pasado
leía con envidia cómo estaba organizada la población de Caviahue ante la
erupción del volcán Copahue, cada uno sabía lo que tenía que hacer, donde y
como evacuarse.
Sin volverse paranoico, incorporar la cultura de la prevención; en las escuelas se debería implementar qué hacer frente
a una catástrofe, cómo auxiliar, Resucitación Cardio Pulmonar, efectuar
campañas de difusión informando a la población sobre la nueva realidad
climática y brindar herramientas sobre cómo proceder ante sucesos de magnitud;
y elaborar un nuevo mapa de riesgo.
No
existen soluciones fáciles, en realidad no creo haya soluciones, sólo acciones
de prevención y mitigación, minimizar los riesgos. Es correcto en teoría decir
que no se debe construir en las riberas y valles de expansión, pero en gran
parte llegamos tarde, las ciudades crecieron privilegiando el mercado
inmobiliario; ya existen barrios, y no sólo precarios; sobre las márgenes del
arroyo del Gato, y sobre las trazas “muertas” de los arroyos se levantan
también viviendas de calidad. Es imposible relocalizar a todas, además por la
presión por el acceso a la tierra, es
muy difícil lograr que no se vuelvan a
ocupar.
La
naturaleza nos viene avisando. Es bueno recordar la carta que envió un jefe
indio al presidente de Estados Unidos, donde decía que “Todo lo que afecta a la tierra afecta a los hijos de la tierra. Cuando
los hombres escupen el suelo se escupen a sí mismos. La tierra no pertenece
al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra. No ha tejido la red de la
vida: es sólo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red se lo hará a sí
mismo. Lo que ocurre a la tierra ocurrirá a los hijos de la tierra”. Una
premonición que muchas veces no se tiene en cuenta.
CAUSAS DE LAS INUNDACIONES, EN
ESPECIAL LA DEL 2 Y 3 DE ABRIL DE 2013.
Las causas del temporal y la subsiguiente catástrofe son todavía
motivo de controversias, pero se pueden anotar como las principales:
CAUSAS NATURALES, o por
lo menos no manejables localmente:
(En
realidad no existen, en el nivel actual de intervención del hombre en el
ambiente, causas totalmente “naturales”):
1- La precipitación pluvial, y su distribución
en el tiempo y espacio: Factor determinante, máximo responsable, un evento
extraordinario que quizás no vuelva a repetirse: Varias tormentas una tras otra
en una misma zona poblada, a raíz de un centro de baja presión que se
estacionó. Ello produjo la elevación de niveles líquidos y la generación de
escurrimientos de alta velocidad.
Por su característica
subtropical la tormenta presentó diferentes caudales durante su desarrollo y en
zonas próximas. Existen controversias sobre la lluvia caída y su incidencia:
Los 392 mm medidos en el pluviómetro de la Universidad Nacional de La Plata en
el Observatorio del Bosque, tomados como parámetro por el estudio de la
Facultad de Ingeniería para concluir que la urbanización y la estrechez de los
conductos tuvo una incidencia mínima en la inundación, en realidad no
pertenecen a la cuenca del Arroyo del Gato, sino a la del Bosque, que no
influyó tanto en la inundación. Pero la lluvia caída sobre la ciudad, es
similar a la recordada de 2008, que fue de 240 mm.
2- El cambio climático: Desde
hace unos 70 años se observa una modificación en el clima. Se evidencia un aumento de la temperatura global del
planeta, con incremento de la humedad y mayores precipitaciones y tormentas más
fuertes y frecuentes en algunas zonas, en particular la región. Todavía,
afortunadamente, no se evidencia un aumento significativo del nivel del mar y
Río de La Plata, como sí se está dando en otros lugares del mundo.
En
realidad hay un acuerdo casi total entre los especialistas en que este
calentamiento global de la atmósfera tiene su principal origen en la mayor
emisión de gases de efecto invernadero, que provocan un fenómeno parecido al de
una cámara cerrada y vidriada expuesta al sol: los rayos infrarrojos quedan
atrapados y rebotando, lo que produce mayor energía y una elevación de las
temperaturas.
3- Características de los arroyos de la
región: Son cursos de agua que se desarrollan sobre una llanura
continental de suave pendiente (casi todo el Partido de La Plata) y una
planicie deprimida de pendiente escasa o nula en el sector próximo a su
descarga en el estuario (Berisso, Ensenada, Berazategui, etc.). La cuenca del
arroyo del Gato, es la de mayor importancia en la región por varios motivos. Su
cauce principal es el cuerpo receptor de los desagües pluviales del casco
urbano de la ciudad de La Plata, siendo los arroyos “Pérez” y “del Regimiento”
sus afluentes más importantes. Posee una longitud
aproximada de 25 Km. A lo largo de su recorrido se pueden observar las
descargas pluviales, cloacales e industriales que vuelcan sobre el curso
principal, situación que se agrava por los asentamientos poblacionales
precarios que se encuentran en algunos sectores de su planicie de inundación.
En el área de influencia descripta, ante la ocurrencia de eventos cada vez
menos extraordinarios de precipitación, los vecinos y todas las actividades que
allí se desarrollan padecen las consecuencias de inundaciones de calles y
edificaciones en zonas bajas aledañas a los cursos o sus entubamientos. Se
estima que en esta cuenca habitan más de 400.000 personas, con un porcentaje de
urbanización mayor al 50 %.
Ante
estos fenómenos, poco es lo que podemos hacer, sólo planificar medidas de
prevención y contingencia. Veremos las
causas antrópicas o humanas:
4. Inexistencia de una gestión integral del riesgo de inundaciones: Causa trascendente, principalmente en lo referente a la pérdida de vidas
humanas y bienes materiales. Fue determinante en la falta de implementación de acciones preventivas, correctivas y de
acción durante la emergencia.
A ello se sumó la falta de
advertencia por el Servicio Meteorológico Nacional:
Por cuestiones técnicas de “incomunicación” con el Radar de Ezeiza, ese
organismo no pudo dar la alerta, y La Plata estuvo sin cobertura meteorológica
durante 27 horas.
El
Municipio resalta este hecho como relevante, y lo es, pero eso no justifica que
no haya habido nada preparado y que no se dispusieran de sistemas
alternativos, y sobre todo que no se
actuó en las horas e incluso días posteriores.
El
informe del Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería de la
Universidad Nacional de La Plata, aunque como se dijo, se cuida de poner el
acento en las responsabilidades institucionales, resalta, como las asambleas de
inundados y diversas instituciones, que hubo una respuesta tardía y desorganizada del Estado y déficit en la acción institucional
de los funcionarios responsables. Dice que las acciones de evacuación se desarrollaron caóticamente y con poca
ayuda institucional, más bien con la colaboración de jóvenes voluntarios,
encuadrados o no en organizaciones, y de los mismos damnificados.
También
adjudica responsabilidades compartidas
entre el gobierno nacional, el provincial y el municipal. En el orden
nacional, refiriéndose al Ministerio del Interior, porque es responsabilidad de
la Dirección de Protección Civil implementar las acciones tendientes a
preservar las vidas humanas producto de los desastres naturales (decreto
1697/2004). En el orden provincial el Poder Ejecutivo es el responsable de
declarar de emergencia las obras necesarias para casos de fuerza mayor como
inundaciones (ley 11.340, decreto 486/08 y decreto 152/13). El gobierno
provincial es responsable de la realización de obras hídricas de magnitud
En el
orden municipal la ley 8.553 le confiere al intendente y la Municipalidad de La
Plata la responsabilidad por los conductos de desagües pluviales. Luego del
evento, se sancionó el Decreto 403/ 13, que declara en situación de catástrofe
y emergencia el Municipio de La Plata, e instruye a la Jefatura de Gabinete
municipal para la creación, organización y coordinación de un Comité Operativo
de Emergencias Municipal (COEM), con el fin de prevenir, mitigar y asistir
frente a situaciones de desastre. Más
allá de llamadas a los teléfonos ante cada alerta meteorológico, la inmediata
recolección de residuos, el dragado de arroyos o la ampliación de algún
reservorio, poco se ha hecho.
5- Insuficiente capacidad de evacuación de los
cauces: Como dice el documento citado “Estudios Hidrológicos Hidráulicos
Ambientales en la cuenca del Arroyo del Gato (Romanazzi, Pablo, y Urbiztondo,
Arturo; 2007): ”El sistema actual de evacuación de
excedentes pluviales en la cuenca del arroyo del Gato y otros se presenta
insuficiente aún para tormentas frecuentes de baja magnitud. Los sistemas de
desagüe fueron diseñados con hipótesis de menor urbanización, mayor superficie
absorbente y tormentas menos intensas y de menor frecuencia.
Durante
las tormentas, la mayor parte de las conducciones funcionan a presión lo que
provoca que la energía de la corriente intente salir por los sumideros y supere al terreno natural, con la consecuente
presencia de agua circulando por las calles y la ciudad actuando como
reservorio. A ello se suma la falta de mantenimiento de los arroyos y
conductos”. Por otra parte no es conveniente realizar entubamientos
rectangulares, como son frecuentes.
Según el
ingeniero Ungaro, es importante, dejar el
curso al aire libre. Nunca “entubar”, es decir, ponerle techo a las
conducciones, que además tapan las cloacas ilegales que son los desagües
pluviales. Cuando un entubamiento pasa de funcionar de pelo libre a lleno, las
aguas friccionan contra el “techo” y su capacidad de descarga se reduce en más
de un 20 %. Además dice que es más
importante el revestimiento que el
ensanche (afortunadamente, porque es muy difícil en el área urbanizada del
Arroyo del Gato por la ocupación de la ribera), ya que al disminuir la fricción
hace que los niveles bajen mucho. Sostiene que un canal, con una sección y
pendientes determinada, al revestirse multiplica por 3 su capacidad de
descarga. Según modelos matemáticos desarrollados por ejemplo por este
ingeniero, el nivel bajaría más de 1 metro en el Distribuidor. La combinación
de revestir y ensanchar aguas en el Arroyo del Gato pasando las vías permitiría
reducir aún más los desbordes. Este ensanche a 60 metros está previsto por
Hidráulica (sin embargo, otras opiniones aducen que revestir anula la capacidad
de absorción).
Entonces
lo más conveniente desde el punto de vista de la rápida evacuación sería dejar
los cursos a cielo abierto, revestidos de hormigón, como La Cañada (Río
Primero) de Córdoba y otros canales de la región. Pero ya se han entubado la
mayoría, y los vecinos generalmente solicitan el entubamiento, por el mayor
riesgo de desbordes, proliferación de ratas, mejora de la conectividad.
6- Ubicación
de la ciudad: Tanto la ubicación de La Plata como Buenos Aires responden en
gran parte a la aspiración de convertirlas en “ciudades puerto”. Más allá de
sus ventajas estratégicas, si nuestra ciudad se hubiera emplazado más hacia las
nacientes de los arroyos, quizás no hubiera sufrido tato las consecuencias de
las crecidas. Sumado a esto, su trazado, ejemplo de higienismo, no da respuesta
a la topografía. Por eso el arquitecto Cristian Ramirez dice que La Plata es
una ciudad planificada … para inundarse ! (claro que hasta la década del '30
parte de los arroyos que la atraviesan estaban a cielo abierto).
7- Desordenado crecimiento: Se habrían construido más de 800 mil metros
cuadrados entre 2003 y 2008, mientras que un millón de metros se edificaron en
los últimos dos años anteriores a la inundación. La Ordenanza 10.703, Código de
Ordenamiento Territorial y Uso del suelo de La Plata del año 2.010 habilitó la
construcción de más torres en la zona céntrica, pero ya la Ordenanza 9.231 de
la época de Alak había permitido las torres en los barrios, al mismo tiempo que
se pavimentaron muchas calles de la periferia (lo que es un avance y un reclamo
de los barrios). Más allá que un gran número de los edificios que se
construyeron son inversiones especulativas, o para resguardar e incrementar los
ahorros, se puede discutir si es correcto densificar o extenderse, ambas
alternativas tienen por y contra. Pero lo cierto es que no fue acompañado de
las suficientes obras de desagüe y otras infraestructuras.
El desarrollo urbano como está planteado, con
el aumento caótico de la superficie construida y la consecuente disminución de
las superficies absorbentes, la pavimentación progresiva de calles y
embaldosado de veredas, la pérdida de suelo absorbente por la proliferación de
invernaderos, han determinado un aumento del coeficiente de impermeabilidad y,
sumado a las precipitaciones, aumento de la escorrentía superficial (Corriente
de agua de lluvia que circula por la superficie y se concentra en los cauces). En vez de filtrarse
al suelo, el agua es forzada hacia los cauces naturales.
Agravando
todo esto, existen grandes zonas altamente
urbanizadas emplazadas sobre los propios cauces y zonas aledañas. Esta ocupación de los valles de inundación
sería el origen de los mayores daños registrados durante el evento.
Las
intensas precipitaciones ocurridas en 2002 y, en la zona de Villa Elisa, en
2008, pusieron en situación de grave colapso el sistema de desagües. Sin llegar
a esa situación extrema se comprobó, en varias oportunidades, que el sistema
actual presenta deficiencias en la evacuación aún con lluvias de menor
intensidad, por lo que se hizo necesario encarar un estudio exhaustivo que
detectara las principales causas de tales deficiencias (Informe de la Facultad
de Ingeniería) La repetición de eventos
puede y debe servir a la consideración de un plan de manejo de la emergencia. Desgraciadamente
los estudios quedaron inconclusos, y más todavía las obras y acciones, y no hubo un plan de contingencia, el que
recién se estaría implementando.
Entonces,
como dice un artículo sobre riesgos
ambientales [1],
la exposición a los peligros de inundaciones aumenta significativamente por la
ocupación de las planicies de inundación de ríos y arroyos, y en las zonas más
densamente urbanizadas, por la alteración total de los cauces que desaparecen o
se convierten en canales entubados sin posibilidades de autorregulación durante
una crecida. Éstas son las principales causas de las catástrofes urbanas
producidas por inundaciones, independientemente de la relación directa entre
inundaciones y precipitaciones: las
catástrofes no se producen debido a un aumento de las lluvias, sino a la
combinación de factores complejos dentro de los cuales la falta de
planificación urbana y la gestión inadecuada del riesgo son preponderantes.
Jorge Ernesto
GIL
Arquitecto – Especialista en Impacto
Ambiental Territorial
jorgegil_arq@yahoo.com.ar
[1]"Riesgos ambientales de inundaciones y anegamientos en las cuencas
de los ríos Matanza-Riachuelo y Reconquista. Herramientas alternativas de gestión
y mitigación de riesgos".
Investigador: Lic. Gabriel Meconi - UBA