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lunes, 15 de febrero de 2016

Adoquines Patrimoniales y Comunidad Vs. Los Pesos Pesados


Por su alto valor histórico y nobleza de materiales las calles adoquinadas de nuestra ciudad están protegidas por la Ordenanza 9008/98
Son por lo tanto un bien público que el estado debe proteger, y todos preservar.
El tránsito pesado resulta muy perjudicial para las calles en general -y para el erario público, que debe repararlas-, para la vida y el comercio y, particularmente, para los adoquinados fundacionales.
Por eso el tránsito pesado está prohibido dentro del ámbito urbano.
Sin embargo, para que la fiebre de la construcción en altura siga adelante, verdaderos cardúmenes de camiones surcan nuestras calles, con "permisos especiales". Por otro lado, nociones arcaicas del transporte público resultan en contaminantes unidades excesivamente voluminosas y pesadas, que se multiplican al tiempo que incumplen la frecuencia.
Esta insólita permisividad hacia los "pesados" significa perjuicios de proporciones para los vecinos, por el ruido, atascos y demás daños que ocasiona, además un verdadero peligro para la vida en la ciudad.
Y mientras se multiplican las torres, se degrada la sustentablidad de La Plata, nuestro patrimonio y nuestra calidad de vida.
Pueden verse en ocasiones hasta tres obras en construcción por calle, con sus consiguientes camiones de gran tamaño hundiendo las calles, rompiendo caños y árboles, o aflojando los adoquines, que muchas veces salen expulsados por la desmesurada presión.
El municipio no pone freno a esta situación, ni encara de problema de raíz: el nefasto Código de Ordenamiento Urbano (COU) de Bruera, que sigue haciendo estragos en nuestra ciudad al librar, sin planificación, su destino a constructoras y especuladores.
La preservación de los adoquines no es sólo una cuestión estética, histórica o patrimonial. Sus beneficios para la comunidad son múltiples:
  • son reductores de velocidad (desciende sobre ellos al máximo permitido en la ciudad: 40km/h) por lo que muchos barrios los cuidan ya que previenen accidentes -desalentando a los imprudentes que superan las velocidades máximas-, en una ciudad en la que los accidentes fatales se multiplican anualmente (un 35% de 2012 a 2013, por ejemplo).
  • reducen indirectamente, por lo tanto, el ruido de motores
  • son calles sustentables que permiten el filtrado del agua de lluvia, cuestión más que importante en una ciudad que fue transformada en inundable en enorme medida por el cuestionado COU

Lo que debemos modificar no son los adoquines, verdadero legado insustituible para toda la comunidad, sino el tipo de vida que estamos teniendo, el tránsito dentro de la ciudad, el transporte y la desprotección de todos nosotros ante las imposiciones y la constante voracidad de los improvisados, los prepotentes y los amigos del poder.