Hace unos días uno
de los diarios de la ciudad publicó una nota donde se entrevistaba al
secretario de Gestión Pública, Enrique Sette, por la supuesta
"restauración del emblemático edificio". Se trataría de “una
iniciativa privada de recuperación edilicia sin precedentes en la ciudad”. Las
obras de revalorización del inmueble, construido en la época post-fundacional,
se llevarán adelante “sin remodelaciones ni demoliciones".
La verdad es que volvieron a mentir. Sería interesante que la prensa repreguntara a los funcionarios -ya que el nombre de la empresa de la "iniciativa privada" fue pudorosamente eludido en la nota, hoy sabemos que se trata de ABL S.A.- qué piensan hacer ahora, que estamos ante una evidente demolición encubierta que, en el mejor de los casos, los usó para operar sobre los hechos consumados. Todo avalado, como ya es cínica costumbre, por un permiso provisorio que tendrá consecuencias permanentes e irreparables, y que legalmente no corresponde para obras que afectan patrimonio.
Pero vayamos por partes:
“Restauración”: cuando se habla de restauración, no
debe tomarse a la ligera. Implica una tarea muy minuciosa y delicada, donde se
investigan antecedentes históricos (ya sean escritos o fotográficos), se
evalúan materiales y técnicas constructivas y se contratan especialistas en
cada rubro para conservar y proteger el edificio, de manera integral, para
preservar lo más posible todos sus elementos originales, actualizando solo lo
necesario, como instalaciones de agua, luz, gas, servicios sanitarios y
sistemas de seguridad y protección contra incendios.
“Cuando una obra está en proceso de restauración, jamás se pide contenedor, porque NO se tira nada”.
“Emblemático edificio”: no hay necesidad de explicar, la importancia histórica, cultural y arquitectónica que tiene diag. 80, para los platenses. Es como nuestra Avenida de Mayo, con construcciones fundacionales, una historia marcada por la llegada del ferrocarril, con hermosos edificios neoclásicos, Petit hotel, comercios, el ex-mercado, la Iglesia San Ponciano, el Pasaje Dardo Rocha, etc. si el edificio es tan emblemático como se anuncia, ¿entonces porqué se demuele?
La parcela en cuestión es la única protegida por el
Catalogo de Bienes en toda esa manzana de forma triangular, su categoría
contextual, solo permite cambios en el interior, no debe tocarse la fachada, ni
modificarse su altura. Sin embargo se habla de fachada histórica, cuando en
realidad lo histórico es todo el edificio.
El valor de la diag. 80, se complementa con las
calles aledañas, entonces ¿que sentido tiene conservar un sector del muro,
cuando doblando la esquina nos encontramos con la demolición total?
"Recuperación
edilicia sin precedentes en la ciudad”: evidentemente les falla la memoria, por suerte
hemos podido disfrutar de verdaderas intervenciones respetuosas con el edificio
y su entorno: el edificio del Jockey Club sobre calle 7, el Pasaje Rodrigo
(aunque vaciado por dentro, conserva sus características exteriores), el ex
Banco Hipotecario, el Liceo Víctor Mercante, el Colegio Nacional y tantos
locales comerciales y lugares dedicados al rubro gastronómico, incluyendo
residencias particulares.
Este edificio esta legalmente protegido por dos
normativas:
El Decreto 1579/2006, que incluye el Catalogo de
Bienes.
La Ordenanza 5338/1982, que protege los bienes
construidos antes del año 1930.
Aunque es evidente que ninguna fue respetada, además de olvidarse todo el tiempo que el Casco Fundacional platense fue declarado por Decreto Nacional nº 1308/1999 como Bien Histórico Nacional.
Para entender algunos fenómenos que estamos viviendo en la ciudad es necesario comprender qué es lo que significa la calle; violencia, vandalismo, destrucción de patrimonio y abandono del espacio público tienen un denominador común: la concepción de la calle como mero espacio especulativo. Adiós al rol elemental y básico de la calle de socialización y comunicación entre los habitantes de la ciudad: será sólo un canal por el que se huye en transporte particular a gran velocidad. Sin una calle que vincule, sin atención al espacio público y al entramado público de relaciones, memoria común y vínculos personales, no hay ciudad.
El video anterior y las siguientes fotos, enviados por vecinos a DLP, ilustran el trato que se le está dando a nuestro patrimonio y memoria, y el concepto de preservación absolutamente anacrónico y vandálico que sostiene la administración municipal. Los srs. Lamacchia -titular de la oficina de preservación de la municipalidad- y Larroque -responsable de Obras particulares- deben algunas explicaciones por todo lo perdido.