Por Facundo de Almeida *
La Corte Suprema de la provincia de Buenos Aires tiene claro que el patrimonio cultural es un derecho constitucional, que hay que protegerlo y que está íntimamente ligado a la protección del medio ambiente.
Muchos recordarán un fallo ejemplar que ordenó demoler una torre, ya a medio construir en Cariló. El edificio tenía todos los permisos municipales –como argumentaría el porteño ministro Chain– pero contrariaba una ley provincial que declaraba la zona como área protegida. Por suerte los cortistas saben bien que además de “El Código” (que no es el de Hamurabi ni el de Da Vinci, sino el de planeamiento urbano) también hay otras leyes, constituciones y tratados internacionales que hay que cumplir.
Ahora el turno fue de la ciudad de La Plata, la única de nuestro país planificada por urbanistas desde cero y construida con un criterio reconocido en todo el mundo, con el propósito de que sus habitantes tuvieran una buena calidad de vida.
Durante la gestión como intendente del actual ministro de Justicia Julio Alak, fue propuesta para ser declarada Patrimonio Mundial y la Unesco no objetó sus virtudes sino la falta de instrumentos legales e institucionales de protección, que fueron creados por aquellos años.
El actual intendente Pablo Bruera, por el contrario, se ocupó de derogar la ordenanza que protegía preventivamente 1700 edificios, disolver la Comisión de Sitio y el área de patrimonio de la Municipalidad. Eso no fue todo, también impulsó un nuevo Código de Ordenamiento Urbano que permite construir 45 metros de altura en el Casco Fundacional.
Todo esto sin pedir autorización a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos que por estos días, ante un pedido de informes del diputado nacional Horacio Piemonte, reconoció públicamente su ignorancia sobre el tema y le pidió al gobierno de la provincia de Buenos Aires que les recuerde a los municipios la vigencia de la Ley 12.665 (de protección del patrimonio histórico).
La Corte ahora se ocupó del bosque. Pocas ciudades en el mundo –Oslo o Nueva York, para ir bien lejos– pueden jactarse de tener un espacio verde de tal magnitud en medio de la ciudad. Era el caso de La Plata, que fue planificada con un espacio verde de 250 hectáreas, de las cuales sólo le quedan 50. El establecimiento del hipódromo y los clubes Gimnasia y Esgrima La Plata y Estudiantes de La Plata ocuparon en gran medida esa superficie, también reducida por las construcciones de la universidad.
El Paseo del Bosque, que corresponde a un sector de menos del 50 por ciento de la superficie original, fue declarado por ley provincial 13.593 como “Paisaje Protegido de Interés Provincial”. Pero esto no parece haber sido suficiente para que se haya autorizado la nueva construcción de un estadio del Club Estudiantes de La Plata, a pesar de que con fondos provinciales, hace una década, se construyó el Estadio Unico, con el fin de cumplir con las medidas de seguridad exigidas por la Asociación del Fútbol Argentino.
La Suprema Corte de Justicia hizo lugar al recurso de inaplicabilidad de ley interpuesto por la Asociación Civil Hoja de Tilo (http://www.hojadetilo.org.ar) y dispuso la suspensión de las autorizaciones que permitían modificar el estado físico y jurídico del predio Reserva Parque Paseo del Bosque. La aberración es tal que la acompañan en este reclamo Biosfera, Focalp e Icomos Argentina, y los colegios profesionales de ingenieros y de arquitectos y el Consejo Provincial de Ingeniería.
La Corte entendió verosímil la vulneración de los derechos consagrados por los artículos 28 de la Constitución de la provincia y 41 de la Constitución nacional y estimó que a fin de evitar daños irreparables correspondía mantener la medida cautelar dictada por el juez de primera instancia, destinada a prevenir la consumación de un daño irreparable.
“La historia del bosque de La Plata, es la historia del devenir de la ciudad; es la crisis del pensamiento estratégico de concepción urbana y de la búsqueda del bien común, que son reemplazados por el oportunismo y por las soluciones coyunturales”, expresó recientemente el ex director de Educación y Cultura de La Plata, arquitecto Pedro Delheye. A lo que debería haber agregado los negocios inescrupulosos de los depredadores inmobiliarios para hacer una excelente síntesis de lo que está ocurriendo en La Plata, Buenos Aires, Mar del Plata, Salta, La Rioja y en muchas otras ciudades y pueblos del país.
Lic. en Relaciones Internacionales. Magister en Gestión Cultural. Docente del Master en Gestión Cultural en la Universidad de Alcalá de Henares y del Programa de Conservación y Preservación del Patrimonio en la Universidad Torcuato Di Tella,
LOS HOJAS DE TILOS EMPLEADOS DE ALAK
ResponderEliminarESTARIA BUENO QUE SE PREOCUPEN POR TODO EL DIO AMBIENTE.
LOS ESTADIOS NO LE HACEN MAL A NADA
SI ES ASI DERRIBEN LAS FACULTADES QUE ESTAN EL BOSQUE EL MUSEO QUE SAQUEN LA REFINERIA DE YPF.
ESTO POLITICA SE CAGAN EN LA GENTE